La respuesta evidente y razonable es: ¡NO! Cuando se presentan pruebas sólo pueden desestimarse si una profunda investigación demuestra que son falsas o inexactas.
La investigación que ha servido de base al documental "2000 Mulas" empleó fondos donados en la compra de 10 billones de pings de teléfonos celulares (señales de identidad únicas) para reconstruir los movimientos de presuntos traficantes de boletas en Georgia, Pensilvania, Arizona, Wisconsin, Michigan y Texas.
Los investigadores también obtuvieron y revisaron miles de horas de videos de vigilancia del gobierno de los buzones donde se podía ver a los presuntos traficantes, a los que llamaban “mulas”, depositando múltiples boletas en múltiples ocasiones. Solo en Georgia se revisaron cuatro millones de minutos de video de esos buzones.
El minucioso y costoso estudio de 15 meses fue financiado por donaciones. Sin embargo, durante su declaración ante el Comité del 6 de enero, William Barr estalló en carcajadas cuando mencionó "2000 Mulas" y afirmó que la investigación del rastreo de teléfonos celulares y la evidencia fotográfica de la película eran "poco impresionantes" y que sus conclusiones eran "indefendibles". Añadió que el documental “no estableció una cosecha ilegal y generalizada de los votos”.
Una de las investigadoras del material empleado en el documental, Catherine Engelbrecht, respondió que: “Bill Barr se burló con sus compañeros y compinches, pero Estados Unidos no se ríe”. Señaló que bajo la dirección de Barr el Departamento de Justicia hizo muy poco para investigar las evidencias del fraude electoral que vienen acumulándose desde 2020.
“En cambio, se burló del Presidente Trump e hizo caso omiso de las súplicas de ayuda a nivel nacional. Ahora, está apoyando al Comité del 6 de enero y su uso de datos de teléfonos celulares, ¡tan confiables que en realidad se apresuran a encarcelar a los estadounidenses sin juicio con base en esa evidencia! Sin embargo, cuando se utilizan datos semejantes para exponer patrones de abuso de buzones y fraude electoral, él está totalmente desinteresado”, se quejó Engelbrecht.
D’Souza, principal promotor de "2000 Mules", desafió en Twitter a Barr a un debate público sobre el fraude electoral y escribió: “¿Qué dices, Barr? ¿Te atreves a respaldar tus carcajadas con argumentos que puedan resistir la refutación y el contrainterrogatorio?" Barr no se ha dignado a recoger el guante.
Engelbrecht declaró a los medios de prensa: “No se nos ha pedido que presentemos nuestros hallazgos al Comité, ni podemos hacerlo. Nunca se arriesgarán a darnos esa plataforma. Su interés no es llegar a la verdad. Nunca lo ha sido."
Es importante señalar la farsa "bipartidista" de este Comité. El líder de la minoría del Congreso, Kevin McCarthy, seleccionó los cinco representantes Republicanos que participarían en las actividades del Comité investigador. Escogió a Jim Banks de Indiana, Jim Jordan de Ohio, Rodney Davis de Illinois, Kelly Armstrong de North Dakota y Troy Nehls de Texas. Por el contrario, sólo dos congresistas Republicanos seleccionados por la líder Demócrata Nancy Pelosi forman parte entre los ocho miembros nombrados: Liz Cheney de Wyoming y Adam Kinzinger de Illinois. Los otros seis miembros del Comité son congresistas Demócratas. Ninguno de los Republicanos que ahora forman parte del Comité ha sido nombrado por el líder de la minoría como correspondería en un esfuerzo bipartidista.