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30/09/2023
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La amenaza de la inflación en la economía cubana en 2023

Este año 2022 pasará a la historia como otro año en que la inflación del IPC en Cuba alcanzará niveles insostenibles. Ya lo hizo en 2021, el año de la tarea ordenamiento, pero en el curso del último, las tensiones en los precios han vuelto a causar estragos. Tal es la situación que los dirigentes no ocultan a los cubanos los datos, que se publican todos los meses en la ONEI y en la prensa estatal. La mayoría de los analistas y observadores de la economía cubana coinciden en el diagnóstico. No es posible avanzar con una inflación elevada, y que, o se afronta este fenómeno con medidas adecuadas, o la situación puede acabar siendo mucho peor.

Al drama de la inflación en la economía cubana, se añade otro problema importante. Tras haber superado la recesión que se instaló a partir del segundo semestre de 2019 y se extendió prácticamente hasta el tercero de 2021, ahora la economía cubana ha entrado en una fase de bajo crecimiento o estancamiento. El año pasado el PIB creció un 1,3% este año no va a superar el 2%. Todo ello apunta a un nuevo escenario de estanflación, estancamiento e inflación, que es uno de los males más graves que pueden afectar a una economía precaria, como la cubana.

La estanflación, a diferencia de la recesión, no arrastra caídas del PIB, sino bajos crecimientos que casi estancan la economía entre dos trimestres consecutivos y todo ello va acompañado de aumentos de la inflación o tasas elevadas que se resisten a bajar. De modo que, habiendo dejado atrás el episodio de recesión, la economía cubana se adentra en un escenario desconocido para los dirigentes comunistas, dominado por la estanflación.

Y como se trata de dos objetivos contradictorios, no es posible intentar reducir la inflación si no se acepta menor crecimiento, y viceversa, solo se puede salir del estancamiento aceptando precios en aumento. Lo uno o lo otro. Los dos objetivos no pueden lograrse de forma simultánea. Es decir, pese a haber dejado atrás la recesión, la economía cubana prolongará en el tiempo un proceso inflacionista que empobrece a todos y de forma más intensa a los colectivos más vulnerables.

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La economía cubana en el primer semestre de 2022

El problema que tenemos los economistas con la economía cubana es que cada vez podemos confiar menos en el ministro del ramo. No hace muchos días, el señor Gil dijo en la Asamblea nacional que el PIB de la economía creció en 2021 un 1,3%, por debajo del plan que había sido establecido en un 2%.

Se podrá pensar que la diferencia de 0,7 puntos es poco significativa, pero hay más. Para que la economía cubana alcanzara un crecimiento del 1,3% en su PIB en 2021 era necesario que en el cuarto trimestre del año el crecimiento se hubiera situado en el 8,9%, una tasa bastante improbable de alcanzar si se presta alguna atención a los indicadores de actividad principales (agropecuario, manufactura, construcción, transportes, comercio, etc., todos con cifras negativas).

Ante esta evidencia, el ministro atribuyó el crecimiento al turismo (que sigue estando al 30% del nivel alcanzado en 2019, de modo que no hay recuperación y su impacto sigue siendo limitado) y a las actividades del sector presupuestado que se financian con un gasto público que llega al 20% del PIB que inunda de líquido la economía. Y nos lo tenemos que creer.

Pero es que, no conforme con ello, Gil sostuvo que la economía en el primer trimestre de 2022 creció un 10,9% y por tanto “seguía mostrando señales de recuperación gradual”. ¿Gradual? ¿De qué vamos? No se puede decir que un 10,9% de crecimiento del PIB sea gradual. Seamos sensatos. Aumentos de esa magnitud ya no se observan ni en China. Pero el ministro insistió en que esa era el resultado, convirtiendo por obra y gracia de sus designios, a la economía cubana en un dragón caribeño, lo cual es difícil de creer.

Cuando los analistas de la economía cubana tienen que pelear con estas informaciones que no tienen ni pies ni cabeza, surgen las dudas. Sobre todo, la credibilidad internacional, lo que explica las dificultades del régimen para atraer la inversión extranjera o la financiación. Enredados con estas cifras difíciles de creer, los dirigentes comunistas no se dan cuenta de que apagones, inflación, desabastecimiento, pérdida de valor del peso, huida de cubanos del país, configuran un escenario crítico, terminal, en el que no cabe un 10,9% de crecimiento del PIB ni en los mejores sueños.

La cuestión es que con un PIB creciendo un 1,3% en 2021 y un 10,9% en el primer semestre de 2022, el ministro Gil despacha una de las peores recesiones sufridas por la economía cubana desde el segundo semestre de 2019. Una recesión que ha devuelto el PIB real de la economía a antes de 2017, como si todo lo generado desde ese año hasta la actualidad se hubiera evaporado.

Los comunistas suelen culpar al bloqueo de todos estos males, a lo que añaden la pandemia del COIVID-19, y, más reciente, la inflación y crisis internacional. Siempre la responsabilidad está en otro sitio, cuando es bien conocido que el caos actual de la economía arranca de la aplicación de la llamada tarea ordenamiento, que puso patas arriba la economía cuando apenas empezaba a dejar atrás la fuerte crisis del COVID-19.

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El reto de la Fed ante el aumento de la inflación mundial

La gran duda que existe en este momento es si la debilidad de la economía estadounidense en el primer trimestre del año, con una caída del PIB del 1,4% puede acabar provocando una recesión o simplemente una moderación del crecimiento económico. Esta previsión se ve complicada por la aparición de la inflación, que en marzo alcanzó un 8,5% superando todas las previsiones. De forma inmediata, la Fed ha reaccionado poniendo en marcha una política monetaria restrictiva para hacer frente a la inflación, cumpliendo las expectativas de los mercados.

De momento, el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) ha anunciado un aumento de tipos de interés de 50 puntos básicos, el doble de lo habitual, un incremento que no tenía lugar desde los tiempos de Alan Greenspan, en el año 2000, y que deja los tipos de interés en el intervalo del 0,75%-1%.

Además, la Fed ha avisado que en los próximos meses podrían llegar más subidas iguales a las que ha anunciado, confirmando que se hará todo lo posible para no añadir más incertidumbre a una situación que ya lo es. Tras conocerse la decisión de la Fed, el mercado espera que los tipos de interés acaben el año en el entorno del 3%, de modo que el organismo tendrá que repetir al menos tres alzas de tipos similares, antes de 2023, para dejar de actuar bajo la presión del mercado.

Las presiones inflacionistas que han provocado la decisión de la Fed han tenido su origen en la salida de la pandemia del COVID-19, primero, y la invasión rusa de Ucrania después, disparando el precio de la energía y de materias primas, así como la crisis de suministros, a lo que algunos analistas añaden el impacto inverso de las sanciones de Occidente a Rusia por la guerra. Se trata de factores que se encuentran presentes en mayor o menor medida, en todos los países, obligando a los bancos centrales a alinear sus políticas monetarias más restrictivas.

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Perspectivas de la OCDE para la economía mundial (junio 2022)

El informe de perspectivas de la OCDE, correspondiente al mes de junio, ha expuesto con claridad las condiciones del entorno de la economía mundial. Este artículo pasa revista a las mismas y ofrece algunas opciones de política económica sugeridas por este organismo internacional.

A modo de resumen, la OCDE considera que se está pagando un alto precio por la guerra de Rusia contra Ucrania y ello va a condicionar el futuro económico de muchos países. Además, este precio puede ir en aumento como consecuencia de la catástrofe humanitaria de la guerra, con el exterminio de miles de personas, y los desplazamientos masivos de aquellos que huyen del conflicto.

Hasta la fecha, las consecuencias de la guerra han producido una crisis de inflación, que afecta a todo el mundo, hacia una tendencia de menor crecimiento de la economía mundial, que se ve reforzada por la política china de "COVID cero". Este escenario no se observaba desde la década de 1970. El aumento de la inflación, impulsado en gran medida por las fuertes subidas de los precios de la energía y los alimentos, está provocando privaciones a las personas de más bajos ingresos, a la vez que genera graves riesgos para la seguridad alimentaria en las economías más pobres del mundo.

La OCDE señala que, antes de la guerra, la economía mundial se había embarcado en una recuperación intensa, aunque dispar, como reacción a la parálisis provocada por el COVID-19. Después llegaron las perturbaciones en las cadenas de suministro globales, con el cierre de empresas y fábricas en China, como consecuencia de la política “COVID cero”, y finalmente la guerra en Ucrania, asestando un duro golpe a la recuperación.

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Cuidado con la inflación en Cuba. No conviene tomársela a broma

Hay que tener mucho cuidado con las interpretaciones de los efectos de la inflación. Los economistas tienden a pensar que los aumentos de precios ejercen influencias negativas sobre el poder adquisitivo de salarios y pensiones, deterioran el valor real de los activos en manos de los actores económicos, distorsionan los precios relativos y la competitividad de la economía, ejercen una influencia negativa sobre el crecimiento económico provocando desempleo, y un sinfín de efectos más. Y, por delimitar el caso cubano, la inflación interanual de 2021, un 77,3% la más elevada de América Latina después de Venezuela, sienta un precedente negativo sobre el gobierno y las empresas.

Cierto que se suele afirmar que los gobiernos aprovechan las subidas de los precios para recaudar más tributos, por el simple crecimiento de las bases imponibles por el efecto de la inflación, sobre todo de los impuestos que recaen sobre el gasto. Pero acaba siendo una recaudación comprometida, porque después, el aumento de precios actúa sobre los programas del gobierno, haciendo más costosa su implementación.

Al final, no es fácil para los gobiernos convivir con la inflación, ni los democráticos ni los autoritarios. Con el tiempo surgen los problemas. Y si se acentúan, se producen cambios de gobierno en los democráticos y revueltas y estallidos sociales en los autoritarios. El final siempre es imprevisible cuando se habla de inflación.

En cuanto a las empresas, el aumento de los precios ejerce una presión sobre los márgenes de beneficio, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas, pero en el caso de la economía cubana, parece que los grandes consorcios estatales se han visto más afectados por la inflación, de ahí que todavía haya 500 empresas en situación de grave insolvencia. Estas empresas estatales se encuentran ante la tesitura de que deben aumentar sus precios para compensar todo, o en parte, el aumento de los costes. Pero el estado que las interviene y controla, no permite subir precios y obliga a compensar el crecimiento de los costes con reducción de márgenes; ahí empiezan los problemas.

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